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Ansiedad Generalizada

miércoles, 30 de septiembre de 2015

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Un sujeto con ansiedad generalizada es aquel que tiene una preocupación excesiva durante un período de tiempo superior a 6 meses. Por otro lado, la persona tiene que sentirse incapaz de controlar su estado de nervios y mostrarse desbordado ante el mínimo aumento de la tensión o ante la suma de pequeñas complicaciones. Las señales de ansiedad más corrientes en este cuadro son: inquietud a lo largo de casi todo el día, fatiga precoz (ante cualquier cosa el sujeto está agotado), dificultades para concentrarse (lo que suele repercutir en el rendimiento académico o laboral), irritabilidad (saltan por cualquier cosa), tensión muscular (que, en ocasiones, puede producir contracturas y dolores) y trastornos del sueño (es muy corriente la dificultad para conciliar el sueño y la queja de que no se tiene un sueño reparador o profundo). 

Es habitual que esta forma de reaccionar se asocie a una manera de ser; es decir: el sujeto suele afirmar que siempre ha sido así (alguien muy nervioso) y que nunca ha sido capaz de controlarse y estar tranquilo, al menos durante periodos de tiempo prolongados. Por eso, para diagnosticar este cuadro, las situaciones que originan ansiedad y preocupación no se deben limitar a las que son propias de otros trastornos, como el temor a sufrir una crisis de angustia, el miedo a quedar mal en público (fobia social), a contraer una enfermedad por tocar cosas sucias (trastorno obsesivo-compulsivo), a estar alejado de casa o de las personas queridas (trastorno por ansiedad de separación), a engordar (anorexia nerviosa), a tener múltiples síntomas físicos (trastorno de somatización) o a padecer una enfermedad grave (hipocondría).

Aunque los individuos que sufren de ansiedad generalizada no siempre reconocen que sus preocupaciones resultan excesivas (por ejemplo, pueden opinar que es fundamental estar así de pendientes del viaje que van a hacer para que todo salga bien), siempre manifiestan una evidente dificultad para controlarlas y les provocan malestar y un deterioro social, laboral o familiar (por ejemplo, es habitual que sus hijos o su pareja están hartos del estado de nervios en que viven por sus enfados ante cualquier contratiempo). 
    
También tiene que resultar evidente que la intensidad, la duración o la frecuencia de la ansiedad y de las preocupaciones son claramente desproporcionadas con las posibles consecuencias que puedan derivarse de la situación o el acontecimiento temidos (por ejemplo, se vive como una catástrofe el perder el avión o el verse atrapado en un atasco).

Los adultos con trastorno de ansiedad generalizada acostumbran a preocuparse por las circunstancias normales de la vida diaria, como son las posibles responsabilidades laborales, temas económicos, la salud de su familia, los pequeños fracasos de sus hijos y los problemas de carácter menor (por ejemplo, las faenas domésticas, la reparación del automóvil o el llegar tarde a las reuniones). Los niños con trastorno de ansiedad generalizada tienden a preocuparse por su rendimiento en el colegio o por la calidad de sus actuaciones (por ejemplo, en un acto escolar o social). 

    Por supuesto, para confirmar el diagnóstico hay que descartar que la tensión se deba a la ingesta de estimulantes (café, té, coca-cola, determinadas comidas, etc.), al abuso de determinadas drogas (incluidos fármacos o tabaco) o a una enfermedad médica general. Durante el curso del cuadro es muy corriente que las preocupaciones se trasladen de un objeto o una situación a otros.



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Fuente: http://www.jorgebarraca.com/tratamiento-ansiedad-generalizada

Ataque de Ansiedad

lunes, 28 de septiembre de 2015

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10SENSACIONES PARA DETECTAR QUE TIENES ANSIEDAD

1) Sensaciones de ahogo y dificultad para respirar.

Estas sensaciones son algunos de los síntomas más angustiantes. A veces se siente como si alguien le hubiera puesto una almohada en su cara.


Recuerda una cosa muy importante: esta experiencia es sólo una sensación causada por los impulsos nerviosos exagerados. Estos síntomas no pueden hacerte daño, no se detiene la respiración.

2) Dolor de pecho.

Causado por la tensión muscular. Los dolores en el pecho pueden hacerte sentir mucho miedo. La sensación inicial de cualquier persona con un ataque de ansiedad y que tiene dolores en el pecho es que se está muriendo de un ataque al corazón. Esto no es cierto. El dolor en el corazón es muy diferente a este dolor y muy a menudo no se inicia en el pecho.

La respiración profunda y otros ejercicios de relajaciónson una manera muy eficaz de disminuir estos síntomas desagradables. Si puedes conseguir que alguien te dé unos masajes a tu espalda, hombros y pecho, te ayudará a relajar los músculos cansados y doloridos.


3) Latidos acelerados del corazón, latido lento del corazón, palpitaciones.

La ansiedad aumenta los niveles de adrenalina en el torrente sanguíneo haciendo que el corazón se acelere. Esto es perfectamente natural. Una disminución del ritmo cardíaco es también una característica común de la ansiedad, de nuevo, no significa que tu corazón deje de latir.

4) Nudo en la garganta y dificultad para respirar.

Globo o bolo histérico es el término correcto para este síntoma. Es causado porque los músculos de la garganta se contraen ante la ansiedad o el estrés.

A veces sientes como que no puedes tragar nada. Este es otro ejemplo de un síntoma que mejorará si no se le da ninguna credibilidad. Ciertamente es muy desagradable pero totalmente inocuo y no hará que dejes de respirar, comer o beber.


5) La piel pierde color (palidez).

La sangre de los finos vasos sanguíneos es desviada a los músculos durante la respuesta de “lucha o huida”.

No hay que alarmarse y volverá a la normalidad cuando el cuerpo comience a normalizarse después de un ataque. Algunas personas con ansiedad generalizada pueden ponerse un poco más pálidos de lo normal.

6) Transpiración.

La sudoración es una reacción normal del cuerpo y está diseñada para reducir la temperatura del cuerpo. A medida que el cuerpo se calienta el sudor se libera en él a través de las glándulas sudorípadas.

Durante los períodos de ansiedad el cuerpo se está preparando, ya sea para huir o pelear, y libera sudor para tratar de enfriar el cuerpo. Los niveles de sudor vuelven a la normalidad a medida que la ansiedad disminuye.

7) Temblor o estremecimiento.

Todos temblamos o nos estremecemos cuando estamos nerviosos o tenemos frío. El temblor es una reacción normal ante el temor y o una disminución de la temperatura corporal.

Durante la ansiedad es muy normal experimentar temblores o escalofríos. Pasarán cuando acabe el ataque de ansiedad.

8) Dolor en los hombros y cuello, y entumecimiento en la cara o la cabeza.

Cuando el cuerpo está bajo estrés estas áreas del cuerpo suelen ser las primeras que se ponen tensas. El entumecimiento facial puede ser muy inquietante pero por lo general no hay por qué preocuparse y es resultado de esta tensión.

9) Indigestión, ardor de estómago, estreñimiento y diarrea.

Durante los períodos de ansiedad, el cuerpo desvía sangre de varias partes del cuerpo a los tejidos musculares con el fin de proporcionarles el oxígeno necesario para ellos y dar una respuesta de lucha o huida.

El tracto digestivo es una de las áreas en donde más se utiliza la sangre. La sangre es enviada allí para absorber los nutrientes de los alimentos que comemos. Cuando la sangre es desviada de su estómago durante la ansiedad, la digestión se ralentiza y los músculos alrededor del estómago puede llegar a ser anudados. Esto puede causar indigestión, acidez estomacal y diarrea o estreñimiento.

10) Síntomas de infección del tracto urinario.

La ingesta de medicamentos puede hacer que la orina sea bastante oscura, como cuando se tiene una infección del tracto urinario. Siempre es aconsejable que este tipo de cosas sean revisadas por su médico, pero incluso si tienes una infección ésta puede ser tratada fácilmente.

Beber mucha agua siempre es aconsejable.


Fuente: http://www.recursosdeautoayuda.com/sintomas-de-los-ataques-de-ansiedad/

Trastorno de Ansiedad Generalizada

viernes, 25 de septiembre de 2015

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Es uno de los trastornos de ansiedad, junto con las fobias específicas (orientadas hacia un objeto determinado), la fobia social, el trastorno por estrés postraumático, la agorafobia, el trastorno de pánico o el trastorno obsesivo-compulsivo.



Causas

El TAG está probablemente causado por una combinación de factores biológicos y de circunstancias vitales. Los genes pueden desempeñar un papel. 

Podemos definir las respuestas de ansiedad como reacciones defensivas e instantáneas ante el peligro. Estas respuestas, ante situaciones que comprometen la seguridad del sujeto, son adaptativas para la especie humana. Significa esto que ejercen una función protectora de los seres humanos.

El ser humano durante miles de años se ha tenido que enfrentar a infinidad de peligros; cuando estos se presentaban, las respuestas más eficaces para preservar la integridad del sujeto eran dos: huir o luchar. Los mecanismos, psicofisiológicos humanos, que preparan para la huida o la lucha (respuestas de ansiedad) han cumplido un eficaz papel a lo largo de los tiempos. El problema es que el ser humano ya no tiene que enfrentarse con animales que corren detrás de él para convertirlo en su cena; en cambio otros muchos agentes estresantes le rodean y le acompañan a lo largo de su existencia, haciendo que el fantasma del peligro le aceche detrás de cualquier situación inofensiva.


Precisamente el ser humano actual está abocado a abordar el fascinante problema de cómo controlar los aspectos perjudiciales de las respuestas de miedo (que se pueden manifestar psicopatológicamente en forma de trastornos fóbicos y de ansiedad) conservando, sin embargo sus beneficios protectores.

Síntomas

El síntoma principal es la presencia casi constante de preocupación o tensión, incluso cuando no existen causas objetivas que lo motiven. Las preocupaciones parecen flotar de un problema a otro, como problemas familiares o de relaciones interpersonales, cuestiones de trabajo, dinero, salud y otros problemas. Incluso siendo consciente de que sus preocupaciones o miedos son más intensos de lo necesario, una persona con trastorno de ansiedad generalizada aún tiene dificultad para controlarlos.

Los síntomas psicológicos son: preocupación crónica y exagerada, agitación, inquietud, tensión e irritabilidad. La gente que la padece también puede tener problemas de concentración y dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormido (siendo el primero que se afecta en cualquier trastorno) y sueño no reparador ni satisfactorio.


Con frecuencia suelen aparecer signos físicos, como temblores, dolor de cabeza, mareos, agitación, tensión y dolor muscular, ojeras, pérdida de peso, molestias abdominales, sudoración, falta de aire y bostezo constante.

Situaciones que pueden aumentar el riesgo de padecer TAG:


. Tiene un familiar cercano que sufre de un trastorno de ansiedad.
. Consumo y/o abuso de drogas.
. Problemas de aprendizaje o de memoria.
. Condición prolongada, como diabetes, depresión, uso de drogas ilícitas,   o alcoholismo.
. Embarazada o recientemente tuvo un bebé.
. Es mujer.
. Tiene 25 años de edad o menor

Tratamiento

El tratamiento más efectivo para el TAG suele combinar la psicoterapia con la medicación.


También son útiles las técnicas de reducción de estrés: técnicas de relajación y respiración profunda (diafragmática o abdominal), meditación, mejor manejo del tiempo, ejercicio físico, yoga, caminar, Tai chi y Bio-retroalimentación (Biofeedback) para controlar la tensión psíquica y muscular. También suelen ser de utilidad cambios en la alimentación: por ejemplo, la eliminación gradual del café, bebidas estimulantes, alcohol y refrescos que contengan cafeína (bebidas cola).


Fuente:https://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_de_ansiedad_generalizada#Causas

Que Hacer para Controlar la Ansiedad

jueves, 24 de septiembre de 2015

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1. Acepta la ansiedad

La ansiedad es dañina, lo sabemos y por eso queremos eliminarla. Por tanto, es normal que nuestro primer impulso sea negarla y rechazarla. Cuando negamos una emoción o sensación, esta crece. 

De hecho, la mente de una persona ansiosa no está llena de preocupaciones por hechos de su vida cotidiana sino por las metapreocupaciones. Es decir, se preocupan porque se preocupan. Esta persona activa su crítico interior, una voz que le dice constantemente que la ansiedad es intolerable, que es incapaz de mantener el control o que su existencia es miserable. 

De esta forma desencadenan un círculo vicioso que solo sirve para aumentar la ansiedad. Por tanto, no intentes negar la ansiedad que experimentas, simplemente sé consciente de su existencia. Cuando no huyes de una emoción ni la etiquetas como “negativa” puedes adoptar una distancia emocional del problema y recuperar el control de ti mismo.


2. Tómate tu tiempo, no desesperes



La mayoría de las personas ansiosas se mueven continuamente de un lugar a otro, comen de pie, sin sentarse a la mesa y realizan diferentes tareas a la vez. 

Sin embargo, cuando asumimos las tareas cotidianas desde esta perspectiva caótica y apresurada, le estamos dando una retroalimentación muy negativa al cerebro porque es como si le estuviéramos diciendo que debe funcionar aún más deprisa porque las cosas están fuera de control. Como resultado, el cerebro responde aumentando aún más los niveles de cortisol(es una hormona ) y adrenalina, que generan más ansiedad.

La solución radica en cortar ese círculo vicioso. Disminuye el ritmo y, sobre todo, dale un orden a las tareas que debes realizar a lo largo del día y prioriza las más importantes. Oblígate a bajar la marcha, verás que logras hacer mucho más, con menos estrés.



Remedios para la Ansiedad

3. Reservate una hora del día solo para ti



En la sociedad en que vivimos, se premia el hacer sobre el ser. Por eso, nos sentimos obligados a correr, a no tener ni un minuto de descanso, porque es sinónimo de pereza, es la antítesis de los valores que promueve la cultura occidental.

De hecho, no es extraño que las personas ansiosas siempre estén llenas de trabajo y proyectos pendientes, no tienen ni siquiera unos minutos al día para dedicarlos a sí mismos. Inmersos en ese estado de tensión constante, como resultado, los niveles de ansiedad se disparan.

Sin embargo, desconectar y estar a solas consigo mismo es tan importante como ser proactivos. Aunque como las personas ansiosas suelen encontrar difícil estar de brazos cruzados, una excelente alternativa consiste en dedicarle al menos una hora cada día a una actividad que realmente disfruten. De esta forma, el cerebro comienza a liberar una serie de neurotransmisores como las endorfinas, que generan un estado de bienestar y relajación.


4. Aprende a relajarte y a respirar



Las técnicas de relajación son muy eficaces para combatir la ansiedad. Existen diferentes técnicas, una de las más comunes consiste en tensar cada uno de los grupos musculares, para después relajarlos suavemente. 

También existen técnicas de visualización, que brindan excelentes resultados para quienes tienen una imaginación fértil. Una de las más sencillas consiste en cerrar los ojos e imaginar que estás en un lugar tranquilo que te gusta y en el que te sientes a gusto. Imagina todo con la mayor cantidad de detalles y después, simplemente déjate llevar.

Estas técnicas se deben acompañar con una buena respiración. De hecho, aunque no somos conscientes de ello, la respiración es un proceso muy importante a través del cual la mente obtiene una retroalimentación de nuestro estado. Cuando respiramos lenta y profundamente, todas las funciones corporales, incluyendo el latido cardiaco, se acompasan y es más fácil relajarse.


5. No le prestes demasiada atención a tus pensamientos, cuestiónalos



La mente de una persona ansiosa es su peor enemigo. De hecho, la ansiedad crece a raíz de los pensamientos poco realistas que la persona va desarrollando. Por eso, es fundamental que aprendas a detectarlos y que detengas su curso.

Lo más usual es que la persona ansiosa responda de manera exagerada ante las situaciones de su vida cotidiana. Hace una tormenta en un vaso de agua, piensa que un simple error tendrá consecuencias negativas. De esta manera, añade una tensión innecesaria.

Por eso, es importante que comiences a cuestionarte esos pensamientos catastrofistas que no se ajustan a la realidad. Pregúntate: ¿Esa preocupación es realista? ¿Cuántas probabilidades existen de que se cumpla? ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Cómo podría manejarlo? 


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Trastornos de Ansiedad pdf 

Tipos de Trastornos de Ansiedad

Superar Ansiedad 






CURAR ANSIEDAD MEJOR DORMIR Y MEJOR ALIMENTACION

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Cuando trabajamos desenfrenada mente muchas veces olvidamos los hábitos que interfieren en la salud y en la vida. El tener poco tiempo para nosotros hace que nos olvidemos de alimentarnos y dormir bien. El dormir y alimentarnos es una necesidad fisiológica que el cuerpo utiliza para recargar energías. Si no nos alimentamos bien; empezaremos a sufrir trastornos digestivos y desordenes funcionales, podemos hasta llegar a la muerte. El no dormir hará que nuestro cuerpo se sienta agotado todo el tiempo y no desempeñemos bien las funciones más simples como el caminar, hablar y hasta pensar. Para curar ansiedad este es otro factor que se ve implicado en este mal. A continuación hablaremos de este aspecto y sus beneficios.


Mejoremos la alimentación y el sueño para curar ansiedad



El sueño es una necesidad fisiológica, lo utilizan todos los seres vivos para la reposición de energía y descanso corporal del organismo. El no saber controlar la ansiedad, hace que una persona no duerma lo suficiente o lo mínimo necesario diariamente, y así nuestro cuerpo se sentirá agotado. El comer a deshoras también implica una mala alimentación, el cuerpo no se nutre con las calorías necesarias para poder desarrollar las cosas básicas como: caminar, bailar, trabajar, etc. No solo esto implica una desnutrición, el no tener un horario fijo o una disciplina alimenticia; nos obliga a consumir la comida chatarra o de calle, la cual nos impulsa o nos desarrollara una enfermedad que es la obesidad y esta desencadenara otras enfermedades irreversibles.

Para curar ansiedad debemos alimentarnos a horas adecuadas y fijas y a descansar el tiempo suficiente (mínimo 7 horas diarias). Así nuestro cuerpo repondrá el desgaste diario. Y al levantarnos estaremos nuevos para enfrentar el vivir diario.
 

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